Okuda, el color de los colores

Okuda, el color de los colores

Okuda San Miguel es un artista eyector de color y fragmentador de imágenes estructuradas, creadoras de formas imposibles dentro de su propia posibilidad.

Pintor, muralista, escultor y diseñador que marca su huella a través de colores vivos y planos, Okuda crea realismos mágicos repletos de fantasía y sorpresa. No pasan desapercibidos al espectador sus paisajes idílicos transformados en polígonos divididos, coloristas y simétricos.

El artista mantiene una clara relación imaginaria con su obra, a la que dota de una singular factura, revolucionaria y cosmopolita. Geometría multicolor, envuelve espacios urbanos con sus grandes formatos entusiastas de la visibilidad y el capricho.

Color urbano, color pop.

La obra de Okuda, se adscribe al surrealismo pop, influenciada por el street art.  Los estampados multicolores visten figuras sin cabeza, animales antropomórficos, o espacios infinitos. Refleja retazos de la filosofía existencialista, que ahonda en la estrecha y tóxica relación entre la modernidad y el origen del hombre.

Representaciones simbólicas que remiten al anticapitalismo y a la hipocresía de la sociedad actual, quien se representa a sí misma a través de imágenes que imitan una felicidad fingida y un postureo enajenado del ser.

El arte de Okuda es un arte pop que da color a la moda, al cine y a la multiculturalidad, vista en muchas ocasiones a través del cristal de grandes obras clásicas. Un ejemplo de ello es su peculiar visión del “Jardín de las delicias” de El Bosco.

Arquitectura y vanguardia en sus coloridas esculturas rompen con el pasado mostrando al espectador una postura de carácter experimental, de claro contenido artístico. Gran escenografía y teatralidad, son los flujos que envuelven las exentas formas tridimensionales o no de Okuda.

Arte biológico y esquemático.

Su percepción biológica del arte se conjuga con la interpenetración de formas geométricas, en cuerpos neoplasticistas arropados con soluciones de formas y color. El artista combina íntimamente lógica y racionalidad, con figuras esquemáticas repletas de una acción ralentizada y plana.

Okuda ha desarrollado con su obra una expresividad que se identifica con el valor plástico de la forma orgánica. Un arte formalista de orientación constructiva que estimula la metamorfosis del color real en otro mágico.

Emplea un lenguaje explícito con metáforas muy potentes de claro signo social. También cabe destacar el horror vacui en todas sus composiciones, en las que resulta imposible incluir ni un soplo de aire.

Arte conceptual en las calles, atiborrado de matices y tonos de gran brillantez, constituyendo una realidad “surrealista”, con un estilo depurado y desnudo, que disimula, o quizás enfatiza, el elemento retórico de la obra.

 

Atracción racionalista y subordinada.

San Miguel, por la singularidad de sus trabajos y la consecuencia de su tridimensionalidad, se inscribe en el espacio real.  Crea así, una relación entre la propia obra y el observador, de gran atracción, derivada por ese orden estructural y racionalista, que subordina las partes al conjunto total.

Emplea elementos que parecen prefabricados, incluso mecanizados, para representar su fascinación geométrica en espacios colorísticos e incluso decorativos. Una visión de gran misticismo matemático.

El artista, con una amplia paleta de color, crea un elemento en una esquina, que más tarde equilibra en otra, buscando constantemente el balance idóneo. Y como consecuencia, esos aspectos mágicos a sus trabajos.

Sus pinturas, al igual que sus esculturas, parecen calar en su interior a través de una capa mórbida de movimiento estructurado, para ensalzar las formas y los temas representados, con gran originalidad y transgresión.

 

Equilibrio vanguardista.

Abstracción colorista, con un juego dinámico de efectos ópticos, cubre espacios urbanos vistiéndolos de estilo y vanguardia. La atmósfera transmitida al transeúnte le impregna de sensaciones visuales de orden y equilibrio.

Las impresiones multicolores se amalgaman con cuerpos grises en una clara identidad callejera. En sus inicios, Okuda San Miguel pintaba fábricas abandonadas y vías férreas sin norte, en su Santander natal, junto con un grupo de amigos, autodenominados los Jungle Jonky.

En la actualidad, sus trabajos se dispersan entre temáticas tan variadas como el infinito, la falsa libertad del capitalismo, o el universo, entre otros asuntos. Por lo que podemos decir, que San Miguel es un artista que plasma su intelectualidad teórica en armazones de color y formas jerarquizadas.

 

Una huella inconfundible.

Su evolución lenta pero constante ha llevado a Okuda a forjar una huella distintiva, que tiene como vehículo una iconografía absolutamente reconocible. Su arte es una evolución de él mismo, de su propia persona, y de su manera de sentir el entorno social que lo rodea.

Sus composiciones surrealistas son inclusivas con la realidad del mundo actual, una realidad contemporánea que merece ser representada desde distintos prismas, para poder verla mejor.

El color del color del color, hacia el color, estructuras geométricas y simetrías estructuradas, esto es Okuda San Miguel.